....es la que más se parece a ti"
Frase de un hijo con motivo del día de las madres. Y con ello, todo el ser mamá brilla de nuevo, todos los años dedicados a esa tarea, recobran sentido. Esa sola frase es muestra de la huella que se deja en otra vida, en el corazón de los seres más amados, los hijos. ¿Qué mejor regalo se puede recibir en una fecha más bien comercial e inocua? Vale todo el esfuerzo, el trabajo y la zozobra, así como las enormes gratificaciones de la maternidad.
Desde que les di el último empujón para nacer, luego llegar a mi casa feliz y asustada con un nuevo ser en mis brazos, amamantarlos y cambiarles los pañales, llevarlos a la escuela y al doctor, a las fiestas de piñata y después a las fiestas de botella, verlos terminar la universidad, trabajar y tener pareja…
Escucharlos, abrazarlos y secar sus lágrimas, frenar sus ímpetus o voltear al cielo y dejarlos correr sus propios riesgos, leer entre lágrimas sus tarjetas de 10 de mayo para “la mejor mamá del mundo” y sentirme a veces la más inepta….
Así pasaron los años, demasiado rápido parece, ellos creciendo con prisa, yo caminando más lento, hasta verlos convertirse en adultos completos…
Sin duda, ser su mamá llenó mi vida de retos y aventuras, aprendizajes y satisfacciones, sorpresas, alegrías, sustos y preocupaciones...
Hoy los veo con orgullo, independientes, recorriendo su propio camino, y me lleno de recuerdos de la cercanía y la convivencia diaria...
Y hoy en el último tramo de mi andar, doy gracias por la experiencia más significativa e inspiradora de mi vida y deseo que cada madre viva en su corazón está plenitud, reconociéndose y reconciliándose con su propio ser mamá.