lunes, 19 de julio de 2021

EL SÍNDROME DE SEJUELA


PRIMER ACTO: Los años no pasan en balde.

¡¡Feliz cumpleaños!! Te cantan las mañanitas, le soplas a las velas del pastel, recibes abrazos, y das el paso de entrada a la sexta década de vida. Sacas tu credencial de adulto mayor, y luego, empiezas a notar que la gente ya por default, te habla de usted. 

Un día cualquiera, un nieto te dice mientras batallas para meterle el zapato: “Las abuelitas  hacen todo más despacio porque son un poco viejitas, ¿verdad?”  O el mismo pícaro, se ríe cuando ve al abuelo en traje de baño y le dice:  “¡Qué chistosa tu panza arrugadita!.”


Seas hombre o mujer, te resistes a creerlo,  pero te das cuenta que te cansas más, tienes menos fuerza, tienes más canas, menos pelo, más arrugas y menos vista,  y si a los achaques comunes,  se suma alguna enfermedad, pues ya ni te digo.


SEGUNDO ACTO:  Mujeres invisibles, hombres en “climaterio”.


Las mujeres empiezan a parecer invisibles, como si pasaran a otra dimensión que es la menopausia. No es que esperes que la gente voltee como antes cuando entrabas a un lugar, pero ahora hasta para llamar a un mesero tienes que hacer señales de náufrago.


Por su lado, los sesentones a manera de reemplazo hormonal, compran un auto, deportivo si se puede, o se dejan crecer el pelo aunque la coronilla esté calva o empiezan a fijarse en mujeres a las que le doblan la edad. Y por supuesto, en ambos, hombre y mujer, es muy común recurrir al botox o a las cirugías plásticas.


Cuando manejas, todos te rebasan, s
i buscas trabajo, te encuentras que casi todas las ofertas tienen un límite de edad que por supuesto, ya superaste, y la memoria te deja frecuentemente en pausa, con la palabra en la punta de la lengua…  

Hasta que acabas convencido de que ya te pegó la “sejuela”, un término acuñado que se refiere a “se fue la juventud” y te deja preguntándote, “Y ahora, ¿qué?”.

TERCER ACTO: Estilo de vida

Ahora, si no quieres caer en la amargura o la depreión, tienes que asimilar los cambios de la edad y empezar a cosechar los frutos de la experiencia.  Es momento de tomar decisiones sobre cómo quieres vivir el último tercio, si tienes algún problema de salud, ocuparte del tema y reacomodar tus prioridades.


En el mejor de los casos, dices “misión cumplida” con los hijos, si los tuviste, y seas abuela o no, estés retirado  o sigas siendo productivo, solo o en pareja, te dedicas más tiempo a ti mismo, a realizar algún viejo sueño y emprender algo nuevo.  


La  buena noticia es que la juventud no es solo cuestión de edad, sino del estilo de vida que lleves, y a pesar del desgaste físico, puedes seguir haciendo ejercicio,  manteniéndote activo y ocupado.  


Es el momento de hacer tu bucket list con todo aquello que más deseas o cosas que tienes pendiente.  Quizá sea  pasar más tiempo con tus seres queridos, estudiar algo o enseñar algo que dominas muy bien, aprender yoga, explorar una nueva afición, reconciliarte con alguien o hacer algún viaje. 


Se trata de dedicarte a lo que sea realmente importante para ti, aquello que dejará la huella única de tu paso por el mundo y por la vida de otras personas, para que cuando termine la obra y caiga el telón, te sientas en paz, sabiendo que diste tu mejor actuación.  ¿Qué no de eso se trata la vida?


EL SHOCK DE LA TERCERA EDAD

APRENDER A HACERSE VIEJO Cuando la gente empieza a hablarte de usted, te ofrece el asiento en una sala de espera o cargar tu bolsa del súper...