EL SEGUNDO AIRE A LOS 60 (parte 2)
Las canas no quitan las ganas, los adultos mayores que obtenemos descuentos con nuestra credencial de Inapam y que empezamos a padecer algún achaque, agarramos un segundo aire y estamos tan activos o más que algunos jóvenes.
Será la edad, la experiencia o puro miedo al deterioro físico, el caso es que nos recetamos empezar cada día haciendo algún tipo de ejercicio y aún teniendo alguna limitación física por enfermedad o por un achaque, disfrutamos el movernos. Si de bailar se trata, aún mejor, porque el movimiento al ritmo de la música es fuente de vitalidad que actúa como antidepresivo y baja el estrés.
Tengo amigas mayores de 60 y 70 años que son empresarias o profesionistas y son abuelas como yo, que siguen felices trabajando, sin temor a jubilarse porque tienen también planes para su futuro tiempo libre.
Solo andar al aire libre se vuelve una experiencia de libertad, de explorar y ver a la gente, los árboles, el cielo. El entorno natural y las relaciones personales se convierten en fuente de gozo y paz que ilumina la vida. Además de seguir siendo productivos, utilizamos equipos electrónicos, nos dedicamos a lo que nos gusta, al mismo tiempo que vamos a paso más lento, disfrutando plenamente.
Ahora o nunca
El “ahora o nunca”, se vuelve un motor de vida que te hace más creativo, para emprender proyectos, cambiar de profesión o retomar alguna afición de juventud. Algunos pintan, aprenden un idioma, o tocan un instrumento musical, otros escriben o cocinan, quizá motivados por el deseo consciente o no, de trascender y ser recordados.
Las noches se vuelven cortas porque hay mucho por hacer y aunque ya no escuchamos el tic-tac de un reloj, sabemos que las campanadas que marcan cada hora están sonando; las horas transcurren veloces y se acaba el día, el mes y el año.
Nueva generación
Resulta que los adultos mayores entre 60 y 80 años, estamos redefiniendo la palabra vejez, que se convierte en una etapa de reinventarse, de realización, con el ímpetu de la juventud, pero la sabiduría de la experiencia.
Así, estamos adquiriendo identidad como una nueva generación que podría nombrarse generación P, porque es una etapa de plenitud, vinculada no a la edad o condición física, sino a la actitud de gozo y pasión ante la vida.