domingo, 24 de noviembre de 2019

MISIÓN CUMPLIDA

DESCANSA MAMÁ...


Una de esas mujeres de la llamada Generación Silenciosa —las que vivieron en el tiempo dramático de la Gran Depresión que afectó al mundo y  la crisis de la Segunda Guerra,— quien fue una entre muchos hijos, todos formados dentro de un modelo social y familiar que valoraba sobretodo  el trabajo y el sacrificio, mientras reinaban la austeridad y el silencio, valores que ella honró y forjaron su carácter estoico

Una de esas mujeres bellas que de joven era muy bailadora y le gustaba cantar, que se casó para  tener los hijos que Dios mandara y educarlos en escuela católica, de donde los recogía todos los días para llevarlos a casa, donde ella misma ya había hecho la limpieza y la comida porque no siempre alcanzaba para pagar ayuda doméstica.

Una de esas mujeres prudentes y valientes, que cuando la economía familiar se hizo precaria, trabajó fuera de casa para ganar algún dinero, y a pesar de los apuros que le causaban dolores de cabeza, siempre supo escuchar, consolar y apoyar...





Una de esas mujeres de apariencia elegante, con una presencia silenciosa  y discreta,  que guardaba Dios sabe cuántas renuncias, cuántas tristezas y carencias en su corazón, mezcladas con las alegrías y la ternura, que al enviudar se volcó en sus hijos y al convertirse en abuela, dedicó su vida también a cuidar y a disfrutar a los nietos y luego a los bisnietos... 


Esa mujer fue mi mamá, la compañera más amorosa y más cercana, en todas las crisis y en los momentos más felices de mi vida... 

Misión cumplida, mamita hermosa, tu mayor logro en este mundo fue formar a seis hijos, como hombres y mujeres íntegras y responsables, que te cuidamos y acompañamos hasta el final, que somos hermanos cariñosos y solidarios... ¿Sabes por qué? Porque tenemos un corazón lleno del amor que tú nos diste... 

Descansa en paz, mamá...


sábado, 2 de noviembre de 2019

¡MAMÁ!

LLAMADO UNIVERSAL DE AYUDA


Cuando mis hijos eran pequeños, les decía que entre los cuatro ya habían gastado demasiado la palabra "mamá", que si no se sabían otra.  "Sí, mami o madre"...

En todos los idiomas y con todas sus variantes, es el llamado primordial, el primero que aprendemos los afortunados que contamos con una madre, tanto que ya de adultos, en caso de dificultad, no la llamamos pero ganas no faltan de que estuviera ahí a nuestro lado.

Nadie  escucha y nadie consuela como la mamá, así como también, nadie nos desespera tanto como ella.  .¿Qué pasa cuando le llega  la vejez, o la enfermedad y el deterioro subsecuente?  Entonces, se invierten los papeles, ella puede volverse una niña desamparada que necesita cuidados y apapachos. Así es como te quedas huérfana y con una "nueva hijita" que depende de ti.  

Lo más duro es cuando además de los achaques, hay alguna enfermedad y toca ver sufrir a tu mamá, cómo se va apagando poco a poco, como una vela que se está consumiendo, y por momentos parece que se extingue..   

Y sucede que al acercarse el final, una anciana que no puede hablar, ni caminar, que cuando no duerme su mirada parece ausente y apenas come, está siempre acompañada y cuidada con amor por una hija, aunque parece ya no reconocerla.   

Y sucede también que en la noche se oye su débil voz que llama. "mamá, mamá", a veces señalando hacia arriba con los ojos bien abiertos, como si la viera.  Será que su madre  la está esperando, para recibirla del otro lado, envolverla en luz y que descanse por siempre en sus brazos...

Esa anciana es mi mamá  Y me gusta pensar que así como mi abuela la recibirá a ella, cuando yo muera, mi mamá me recibirá en sus brazos como cuando me dio a luz.  

Así sea, mamita querida, no tengas miedo, tu mamá te espera, te puedes ir tranquila, ya puedes descansar... 

EL SHOCK DE LA TERCERA EDAD

APRENDER A HACERSE VIEJO Cuando la gente empieza a hablarte de usted, te ofrece el asiento en una sala de espera o cargar tu bolsa del súper...