LA VEJEZ NO EMPIEZA EN LA TERCERA EDAD
Los mayores de 60 somos como los cincuentones de los años 90. Estamos en la llamada tercera edad, pero para nada empezamos a envejecer, y aunque te den tu credencial de INAPAM y te ofrezcan la jubilación, aunque todo el mundo te hable de usted y te cedan el lugar en las salas de espera, no te lo creas. A pesar de ser considerados adultos mayores, nos faltan más de 10 años para llegar a viejos, que sería ya una "cuarta edad" por ahí de los 80 de edad.
De cualquier manera, las ganas de vivir no son cuestión de edad y las canas no quitan las ganas.
Estamos definiendo una nueva generación, que sería la generación P, porque es una etapa de plenitud, no vinculada a la edad, sino a la actitud ante la vida. A diferencia de los que se sientan a esperar el envejecimiento, como si fuera el fin del juego, nosotros seguimos como si nada, abriendo brecha por una nueva ruta.

El otoño de la vida se nos presenta con su luz radiante que hace brillar los colores del entorno, produce el mejor clima para andar a paso lento, disfrutando lo que trae cada día, con una mirada más sensible y sabia, entrenada por la experiencia, para apreciar los detalles, para ver con el corazón, más que con los ojos, como dice El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry.
La generación P desarrolla ciertas actitudes y prácticas:
- Conocerse a fondo a si mismo
- Casarse o divorciarse a edades que antes parecían absurdas
- Seguir contribuyendo a la familia y a la sociedad
- Apreciar las pequeñas cosas y agradecer a la vida
- Estrechar más los lazos familiares
- Cultivar las relaciones de amistad y de trabajo
- Bromear y reírse hasta de si mismo
- Ejercer la creatividad sin inhibiciones
- Despreocuparse del "qué dirán"
- Practicar una afición: bailar, cantar, yoga, cocinar, etc.