RENOVARSE... O MORIR
SI hay algo que puede hacernos viejos rápidamente es vivir todos los días lo mismo, "en el lugar de siempre... y con la misma gente"‒como canta Juan Gabriel‒ hacer, pensar y sentir lo mismo de siempre y tener las mismas reacciones emocionales...
La rutina nos convierte en autómatas, que puede ser bueno para manejar un coche, pero no para responder a una situación repitiendo las reacciones que el cuerpo y la mente han aprendido y memorizado de tanto recorrer el caminito.
¿Se acuerdan del famoso perro de Pavlov?
El pobre perro que salivaba en automático al escuchar una campana que anunciaba la comida, aunque ya no le dieran alimento. Pues, ni más, ni menos, nuestro cuerpo está condicionado a producir cierta química, ya sea de enojo, miedo, o tristeza, por ejemplo, sin que la respuesta pase por la mente consciente.
Por eso nos cuesta tanto cambiar cualquier conducta, porque cuando nos damos cuenta, ¡ya reaccionamos! Y así nuestro cerebro va perdiendo plasticidad y empieza a envejecer y a fallarnos. Se requiere casi una terapia de shock para despertarlo y mantenerlo alerta.

Renovarse o morir, como el águila que a los 40 años, se arranca el pico y las uñas para que le crezcan nuevas y poder sobrevivir. Nosotros no podemos "arrancarnos" de nuestro trabajo o nuestras relaciones cotidianas, pero sí podemos encontrar maneras de variar la rutina. Aquí van algunas sugerencias que ayudan a desactivar el piloto automático y estar conscientes:
- Probar formas distintas de realizar el mismo trabajo
- Tomar rutas nuevas para llegar a donde vamos
- Conocer gente diferente y hacer nuevos amigos
- Reír y reír (la risa favorece la presencia consciente y la salud)
- Practicar un deporte o una afición nueva
- Aprender cosas nuevas
Y que me perdone Juan Gabriel, pero se trata de que "tú al volver, SÍ encuentres algo extraño y NO sea como ayer" aunque él siga esperando...