viernes, 8 de febrero de 2019

ENCUENTRO EN LOS ALPES

De turista en el panteón


Francia, mayo 2018.

Cuando vi el nombre en la tumba, el impacto fue como si mi propio bisabuelo se me hubiera aparecido en aquel cementerio abandonado en lo alto de los Alpes Franceses, donde estoy parada frente a la lápida donde se leía claramente mi apellido.


Así empezó el intenso día en  Barcelonnette, con el hallazgo de la tumba de un hermano de mi bisabuelo, Thèophille Ricaud,  junto a la iglesia de Uvernet, un pueblo de 600 habitantes.
En este valle de los Alpes franceses, empezó a escribirse la historia de mi familia, cuando mi bisabuelo decidió partir a buscar fortuna al otro lado del Atlántico, como muchos paisanos suyos que migraron a México, se hicieron ricos y regresaron después a Barcelonnette.  Mi bisabuelo ni se hizo rico, ni volvió a su tierra, pero dejó una larga descendencia mexicana.


Rastreando la huella de mis ancestros en una página de genealogía francesa, ubiqué a un único pariente que vive todavía en esta región de las montañas, un tío abuelo que me recibió amablemente, sin entender bien quién era yo, pero sacó un álbum de fotografías y desenrolló el largo pergamino de su árbol genealógico para encontrar la rama común


Y la encontramos, aunque él tenía apenas un vago recuerdo de ese personaje legendario de la familia, hermano de su abuelita, que se había ido a México y nunca regresó.  Ciento veintiocho años después, ahí estaba yo, una bisnieta mexicana de aquel tío olvidado.

Un encuentro extraño, confuso por el problema del idioma y divertido, una parte inolvidable de mi búsqueda y de mi viaje hasta los Alpes franceses.

Salí de la visita y respiré el aire de la montaña por cada poro de la piel, contemplé el paisaje, el mismo que veían mis antepasados todos los días, e imaginé la tristeza de mi bisabuelo cuando dejó para siempre su tierra, donde están parte de mis raíces más antiguas, y partió a un mundo totalmente desconocido, a echar nuevas raíces. Tuve la sensación de tender lazos a través del tiempo con quienes comparto un incógnito y remoto pasado común...

Me despedí de Barcelonnette, llevándome en el corazón la imagen de esas cumbres nevadas que custodian la quietud del valle, y entonces me vino un pensamiento, si mi bisabuelo se hubiera quedado por allá, otra sería la historia y no sería yo quien la contara...

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