Hmmm... 🙍
(Sentada en la escalera con mi maleta espero la hora
de partir... Se acabaron las vacaciones con la familia.., ya no se oyen las
risas y las voces que habitaron durante
seis días esta casa donde ahora el silencio ocupa todos los espacios... No hay fecha que no llegue... como el término
de este año que se va dejando la sensación de que el tiempo se escapó como
arena entre los dedos..., igual que la vida misma...)
Es tiempo de ver atrás...
Y también es tiempo de ver hacia adelante...
Antes de pensar en los propósitos de año nuevo, que serían casi los mismos que hago cada 12 meses los cuales luego olvido y dejo sin cumplir, mejor revisar hacia dónde quiero ir, cómo ser útil en mi parcela de mundo, cómo dejar huella,, qué quiero darme y dar a los demás, en otras palabras, recordar para
qué estoy aquí, qué le da sentido a estar vivo...
(Mientras voy en el coche viendo el mar, me despido de Acapulco por última vez,
llevando en la memoria gratos recuerdos de la convivencia familiar que fue
especialmente cálida, armoniosa y divertida).
El
2018 me puso frente
a los dos extremos de la vida: el nacimiento de Sebastián, mi nieto, y la
embolia de mi mamá, eventos que me recordaron que lo realmente importante es el tiempo que dedicamos a los seres
queridos, los momentos compartidos con ellos, el amor que damos y recibimos…
Hoy, y cada día del 2019, es una nueva oportunidad para ser un poco mejor, para amar, compartir, y escuchar,
perdonarme y perdonar, agradecer mucho, agradecer siempre, dar más abrazos, reír
más y más seguido,
escuchar música y
bailar, mirar al cielo, a las estrellas y la luna, aceptarnos y aceptar que las
personas y las cosas son como son y finalmente, compartirlo todo, compartir
siempre...