Todo por servir se acaba.., menos el espíritu
Resulta que mucha gente que ya peinamos canas, que obtenemos descuentos como adultos mayores y que empezamos a padecer algún achaque, tenemos más vitalidad que muchos jóvenes que están en sus 30''s o 40's.
¿Qué más prueba de que la edad es un estado mental y por tanto, es una cuestión de actitud ante la vida?
Todos conocemos a alguien que ha empezado a anquilosarse tempranamente, a dejarse atrapar por la rutina diaria, que llega a su casa cansado, sin ganas más que a meterse en la cama, o echarse en un sillón a ver la televisión o conectarse a internet.
Son personas que desde los 30 o 40 años viven como viejitos:
- Rara vez quieren salir, o hacer cosas nuevas,
- Siempre van a los mismos lugares y con la misma gente.
- No tienen interés en aprender nada,
- Tienen hábitos muy arraigados y difícilmente acceden a cambiar su rutina.
- Son rígidos de pensamiento, palabra y obra, y hasta de omisión porque dejan de hacer muchas cosas por su rigidez.

En cambio, hay personas que después de los 50 y 60 años, agarramos nuestro segundo aire y además de seguir siendo productivos, empezamos a exprimir cada instante de vida. Sea por que adquirimos conciencia del tiempo, de que el viaje se va a acabar, sea porque vemos a nuestros propios padres envejecidos, o sea por lo que cada quien guste y mande, pero todo nos entusiasma.
Lo primero que hacemos es cuidar más nuestra salud, por aquello de los achaques, que cuando no es el colesterol o la presión altos, es la tiroides o las defensas bajas y hay que atender esos estragos del cuerpo, que ya es un modelo con muchos años de uso.

Además,, los jóvenes de 60 para arriba, nos aseguramos de tener nuestra "bucket list" y empezamos a realizar aquello que hemos pospuesto o incluso que ya habíamos desistido u olvidado pensando que nunca lo haríamos. Y no tienes que estar desahuciado o muriendo para hacerla.
¿Tú ya tienes tu lista de deseos? Si no la has hecho, hazla ya, nunca es tarde para perseguir nuestros sueños. Y puede ser desde algo tan sencillo como cantar en un bar de karaoke, como un viaje, o aprender a hablar francés o a bailar tango.
A propósito de lo que nos hemos perdido en la vida y que al final podemos lamentar no haberlo hecho, les dejo aquí un enlace para recordar el poema Instantes, que por cierto, no es de Jorge Luis Borges,
https://www.youtube.com/watch?v=s-d8sYcvhC8