APRENDER A HACERSE VIEJO
Cuando la gente empieza a hablarte de usted, te ofrece el asiento en una sala de espera o cargar tu bolsa del súper, empiezas a darte cuenta que los años ya se notan, y entras en shock!
No hay forma de evadirse ante los hechos: tienes menos fuerza, te cansas más, las arrugas y las canas van en aumento, el pelo y la vista disminuyendo, te vuelves algo lento y la memoria empieza a jugarte malas pasadas. Entonces entra la duda respecto a qué te depara el futuro, sobre todo si vives solo.
Yo no quiero —ni creo que nadie— ser una carga para mis hijos, ni vivir en una residencia de retiro por más cómoda, linda o elegante que sea. Quiero vivir en mi propia casa y seguir activa, pero tener cierto apoyo y compañía cercana. En esto estaba cuando encontré una alternativa interesante en un seminario de la UNAM que tomé en línea.COHOUSING (Vivienda colaborativa)
Este estilo de vida surgido en Europa en los años 70, conocido como cohousing o vivienda colaborativa, se ha extendido por el mundo, en España, particularmente. El modelo consiste en que un grupo de amigos, vecinos, familiares o conocidos se unen y se organizan para vivir juntos, compartiendo áreas servicios comunes y se apoyan mutuamente, cada quien en su vivienda privada. Como en la película de Jane Fonda en que un grupo de amigo se plantea la posibilidad "¿Y si vivimos todos juntos?",
En México están surgiendo proyectos auto gestionados en varios estados donde gente mayor de 60 años participa, recuperando su vitalidad y su energía, un segundo aire diría yo. ¿Sabes que se ha visto que vivir en una comunidad así, retrasa el envejecimiento hasta 10 años?
Y no solo los “mayorcitos”, también hay gente entre 50 y 60 años que quiere decidir donde, cómo y con quién hacerse viejo, y están preparándose para vivir esta última etapa en plenitud.
Escuelas para adultos mayores
Nadie nos prepara para la vejez, así como hay cursos para adolescentes, prenupciales, escuela para padres, y programas de inducción para empleados, debería haber "Escuela para viejos" para entrar a la tercera edad con conciencia de lo que nos espera y un plan para esos años.
Uno supondría que la vida misma nos prepara al haber visto envejecer y deteriorarse a nuestros propios padres, pero no, vivimos como si fuéramos eternos, sin estar conscientes de nuestra propia finitud. He ahí la realidad